Lupa en mano y cámara en ristre, paseando por lo mejor y lo peor de la ciudad
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domingo, 29 de julio de 2012

Los márgenes del Viario

En esta ciudad de Santa Cruz de Tenerife, existe un viario para la circulación de vehículos y peatones que, a lo largo del curso de un barranco, recorre a la ciudad de Norte a Sureste, con un desnivel de tan sólo el 7%. Se le conoce por el viario del Barranco de Santos, tiene una longitud de 2.200 m. y un ancho cuya media es de 6 m.. En coche, comunica en menos de tres minutos a la Avenida de Venezuela,- en el Barrio de La Salud -, con la calle Bravo Murillo,- en la desembocadura del citado barranco -, y a pie, en torno a la media hora. Transcurre bajo los puentes de Zurita, Galcerán y Serrador y se le puede abandonar, para acceder a la ciudad, gracias a tres conexiones estratégicamente situadas.
Allá por 1994, el Ayuntamiento capitalino hizo un llamamiento público para un concurso de ideas con las que afrontar este proyecto y emprendió su ejecución en el año 2000, después de las preceptivas convocatorias para la adjudicación de las obras en cinco fases. La zona baja del recorrido la financiaba el propio ayuntamiento y la más alta,- a partir del Puente Zurita -, lo haría el Cabildo de Tenerife. Cubiertos todos estos trámites, la obra tuvo tres años de retrasos, con alguna paralización por medio debida a reclamaciones de las empresas a las que se les adjudicaron, y ocho años para llevarla a cabo.
El presupuesto inicial fue de 73 millones de euros y, como ocurre casi siempre en los proyectos públicos, el coste final fue de 85. El Consistorio justificó esta diferencia de 12 millones con los modificados que hubo que hacer al trazado original, - por las dificultades que entrañaban las características del terreno -, y a las revisiones periódicas para la actualización de los precios, dados los años de duración de la obra. Después de varias fechas de apertura de la vía, por fin, el pasado 28 de Junio de 2010, con mucho bombo y platillo y la inevitable presencia de los políticos de turno, fue abierta al tráfico.
Hasta aquí, toda la información objetiva que cualquier persona puede obtener en las hemerotecas locales y en los servicios de información del propio Ayuntamiento. Pero nuestra entrada de hoy no va por repetir lo que todo habitante interesado en los asuntos de su ciudad sabe, desde el momento en que se producen, gracias a los distintos medios informativos. No, señores, no. Está motivada por el penoso aspecto que ofrecen algunos puntos de los márgenes del viario y, en especial, los que corresponden al tramo más próximo a los barrios del Uruguay y de La Salud, aunque alguno hay, también, en su primera parte. Según dijeron las fuentes de comunicación antes citadas, el Cabildo de Tenerife se comprometía, asimismo, a ejecutar un proyecto para el embellecimiento de aquellos laterales del barranco que lo requirieran. Sobre todo, a partir del Puente Zurita.
Ese plan pasa por la recuperación de las fachadas de todas las construcciones que dan al citado barranco y por medidas de acondicionamiento de la vegetación existente en su recorrido. Estas son las fechas – más de dos años, ya – y el aspecto sigue siendo el mismo de siempre: pequeños vertederos de escombros y maderas, - que van en aumento -, al pie de traseras y delanteras de edificaciones sin revestir y sin siquiera un albeado, y maleza descontrolada que engulle especies vegetales autóctonas como, por ejemplo, palmeras y pequeños dragos.


Contemplando la modernidad del diseño de un viario que pretende ser símbolo de una ciudad contemporánea y avanzada, resulta paradójico el contraste ofrecido por ese lamentable abandono del adecentamiento de sus riberas y surgen, inevitables, las preguntas: ¿Por qué no se afrontó lo proyectado para ellas, antes de abrirlo a la circulación? ¿No estaba presupuestado, también, el costo de ese apartado del plan? ¿Pasarán otros cuatro, cinco u ocho años para que lo emprendan? ¿Cuánto costará entonces? ¿Será el argumento de la tan cacareada crisis, - cuando conviene -, el que pague el pato de la desidia que sufren muchas de nuestras obras públicas, en estos momentos? (véanse el Centro Ambulatorio de Especialidades Rumeu Hardissson, Cuartel de S. Carlos, Centro de Salud del Cristo, en La Laguna, y otros muchos que harían demasiado prolija esta lista) ¿Por qué, en estas tierras, cuando se lleva a cabo cualquier obra con fondos del erario, jamás se finaliza al completo, antes de entregarla o inaugurarla? ¿A quién o a quiénes benefician estos incumplimientos? ¿Qué imagen se está dando al que nos visita esporádicamente o está un cierto tiempo entre nosotros? Si se sigue ahondando en el tema, esta relación de preguntas se ampliaría con toda seguridad, pero como casi siempre ocurre, todas se quedarán en el aire - o en el papel -, porque nadie de los que debieran responderlas estará dispuesto a hacerlo.

En cualquier caso, no sería mala cosa pedir a los que dicen que se dedican a la cosa pública, porque quieren ayudar a conseguir el bienestar de sus conciudadanos, que hagan bueno ese deseo. Como vecinos, usuarios y contribuyentes sería nuestro deber y nuestro derecho, exigirlo.

3 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tienes, Charo! ¡Y qué buena labor de información y concienciación estás haciendo con tus paseos por la ciudad!

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  2. Gracias, Lolina. Y más me gustaría pasear si esta ciudad no fuera tan pendiente y no tuviera muchas zonas donde no puedes dejar el coche, porque no existen lugares para aparcar (ni siquiera pagando), y a las que no llega ni el tranvía ni las guaguas (y menos ahora, que se han suprimido y cambiado muchas líneas). Como ves, más materia para contar...

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  3. ¡Tan de acuerdo contigo, Charo!...Una obra preciosa sin terminar que podría ser uno de los paseos más bonitos de Santa Craz. Y no sólo sin terminar, sino en camino del deterioro más lamentable.

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