Lupa en mano y cámara en ristre, paseando por lo mejor y lo peor de la ciudad
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domingo, 4 de agosto de 2013

Graffitis fuera del circuito oficial

Inicio esta crónica de hoy, reconociendo mi gran debilidad por una manifestación artística, controvertida, rechazada y perseguida. Estas muestras de "arte de la calle" las descubrí después de haber hecho la carrera de Bellas Artes y desde el primer momento captaron toda mi atención. Mi primer contacto con ellas fue a través de la preparación de los temas dedicados a la Historia del Arte contemporáneo, que formaban parte del cuestionario de oposiciones a las plazas de profesores de Dibujo. Fue todo un hallazgo y mi fascinación por ellas no tiene fin. Cuando visito cualquier ciudad, dentro y fuera de nuestro país, mi mirada busca graffitis dónde quiera que vaya. Por eso, en esta capital sigo buscando y descubriendo los de siempre y los recientes. 
El origen del graffiti lo sitúa la Historia en las antiquísimas incisiones, esgrafiados y pintadas que, con sus nombres, hacían los romanos en muros, columnas y paredes. Los investigadores han ido descubriendo inscripciones en latín vulgar, con consignas políticas, declaraciones de amor, insultos y hasta caricaturas y dibujos diversos, sobre todo, en lugares protegidos de la erosión, como cuevas santuarios o catacumbas. Los muros de cárceles y mazmorras también fueron objeto de estas manifestaciones gráficas. 
Y de la incisión y el esgrafiado romanos al aerosol o spray moderno. Es en los años 60 del pasado siglo XX, donde surge este artilugio, sustituto de los rudimentarios instrumentos del pasado. Nueva York es la capital del graffiti que, por medio de las firmas o tags de los artistas más representativos que, además, acompañaban su nombre con un número - generalmente, el de sus domicilios -, se va apoderando de las paredes y muros más escondidos. En los 70, surgen los artistas más agresivos y furibundos, que vuelcan su fuerza graffitera en los vagones del Metro de Nueva York. La proliferación de firmas que dañaban todo tipo de mobiliario urbano, llevó a la persecución de quienes lo practicaban y el graffiti neoyorquino se fue haciendo, cada vez, más subterráneo, para volver de nuevo a la superficie cuando esa feroz persecución se concentró en el ferrocarril suburbano. 
Es en los 80, cuando España surge con potencia y personalidad propia, dentro de Europa. La "movida" madrileña se deja sentir con firmas acompañadas de unas puntas de flecha, realizadas primero con rotuladores y después, con spray. Incluso, hay quien se atreve a decir que ese distintivo nació por estas tierras isleñas, aunque siempre estará la duda de si fueron "flecheros" madrileños los que las trajeron aquí o "flecheros" canarios los que las exportaron a la capital del reino. El hecho objetivo es que por esta ciudad abunda este grafismo genuinamente español. 
Hecha esta brevísima reseña sobre una manifestación gráfica tan cambiante, prolífica, vital y diversa, quiero centrar mi entrada de hoy en graffitis que van desde lo más básico de la expresión escrita - que son las firmas o tags -, hasta lo más elaborado. Éstos últimos son los que representan objetos figurativos y más reconocibles, y responden a composiciones de gran calidad artística y técnica, incluyendo a aquellos más eclécticos que combinan la firma y los objetos, en un mismo espacio. Pero no es mi intención llevarles por itinerarios graffiteros bendecidos por la oficialidad y que, según los puristas y entendidos del tema, atentan contra el origen mismo de esta "escritura" rebelde y transgresora. Mi deseo es invitarles a descubrir rincones y zonas que quedan fuera de lo que se ha dado en llamar "El Wall of Fame Tour, de Santa Cruz" o, lo que es lo mismo y en versión bastante libre, " El recorrido por las paredes de la fama". Comienza en el cuadrilátero de la Plaza de Europa, junto al edificio de Hacienda. Continúa por las canchas de la barriada de Tío Pino, Camino del Hierro y junto al túnel de Somosierra. Se prolonga por los muros del Parque Viera y Clavijo, que están en la calle San Sebastián, frente al estadio Heliodoro Rodríguez López y acaba en las canchas de la Casa Pisaca, en el corazón del barrio de El Toscal. 
Los que he localizado como ejemplos de lo que existe fuera de ese "protegido" circuito, podemos contemplarlos en los alrededores de la Cruz del Señor, en calles altas de Villa Ascensión, en las interiores de Vistabella, en el tramo alto de la Avenida Islas Canarias, en el barrio de Salud Bajo en la frontera de éste con Salud Alto o en las paredes más escondidas del Parque Bulevar. Detrás de todos ellos, hay auténticos creadores, llenos de imaginación, de dominio del dibujo, de las proporciones y del espacio. Con un control perfecto del uso del spray, y con mucho oficio. Además, contribuyen a dar vida e interés visual a muros anodinos, que si no fueran cubiertos por este "arte de la calle", pasarían a formar parte de una visión más pobre y descuidada de la ciudad. 
Otra consideración me merece lo que se ha dado en llamar "pintada" y que viene a ser aquel graffiti desconsiderado e incívico. Falto, en la inmensa mayoría de los casos, de una mínima calidad, y que lo único que consigue es afear y deteriorar nuestro mobiliario urbano, nuestras fachadas y monumentos y, en general, todo lo que forma parte de la respuesta visual, de cualquier ciudad, a la mirada cotidiana de los que viven en ella o la visitan temporalmente. 
Si tiene que haber un refuerzo fotográfico, para cada una de las entradas de un blog con pretensiones eminentemente visuales y estéticas, la de hoy lo exige con creces. La plantilla elegida para la estructura del blog sólo admite un determinado número de imágenes, pero éste podría doblarse o triplicarse con todas las que he ido almacenando a lo largo de un cierto tiempo, aunque creo que las seleccionadas manifiestan, con rotundidad, el porqué de mi debilidad y admiración por este despectivamente llamado "arte callejero" y que yo prefiero llamar "arte urbano" o "arte de la calle".

12 comentarios:

  1. Gracias Charo por ser siempre esa mirada que sabe ver más allá de la próxima esquina. Eres nuestra "Livingston" callejera, que nos vas descubriendo detalles hermosos en nuestra propia ciudad. Totalmente de acuerdo contigo en tu apreciación de los graffitis. Creo que es un arte nuevo digno de respeto. E incidir en la diferenciación entre ellos y las pintadas incívicas y destructivas.

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  2. Es un placer leer lo que publicas porque siempre te documentas mucho en calidad y cantidad. Los graffitis en muros y paredes los embellecen porque hay muchos con un indudable arte y para los no expertos como yo, es una visión agradable de formas y colores que estimulan. Me llamó poderosamente la atención la cara del negro con gafas, que en uno de los cristales hay un reflejo. Opino como tú, la invasión en el mobiliario urbano o en las propiedades privadas no se debe permitir. Sigue escribiendo, te voy a leer siempre, me gusta que ocupes tu tiempo en admirar cosas, sitios, lugares, dibujos, balcones, etc. y que otros no podemos o no tenemos la capacidad de admirar, pero lo valoramos cuando lo transmites.

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  3. Demos una vuelta por Santa cruz contigo de guía. Sería estupendo ir descubriendo o redescubriendo esos rincones que han hecho de Santa Cruz una ciudad, a pesar de los destrozos , tan peculiar y bonita. Espero que este deseo se me cumpla. Un abrazo desde bajamar

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  4. Muchísimas gracias, Vicky, Elena y Pily Valenzuela. Me alegra mucho saber que me acompañan en estos paseos, que de vez en cuando, hago por las calles y rincones de esta ciudad tan especial y, a la vez, tan poco mimada por quienes tienen el deber y la obligación de hacerlo. Ello no quita para que una busque, aunque sea con lupa o microscopio, aquello que puede tener, por lo menos, un punto de belleza.
    El tema de hoy, como digo en el inicio del post, quizá tenga más detractores que defensores, pero ya declaré mi admiración por la habilidad y el ingenio que tienen los que lo practican. Intento entender y respetar todos los pronunciamientos, aunque coincido plenamente con aquellos que rechazan el incivismo demostrado por algunos que se dicen graffiteros. Con esos, siempre intolerancia absoluta.

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  5. Querida Charo: he quedado sorprendidísima con este "post" (¿se dice así?). Me ha encantado. Yo, he visto graffitis buenísimos
    yendo en coche de Madrid a Coslada. Me han parecido, sobre todo, muy ingeniosos. Una especie de crítica política, social, cultural... De los de aquí, los que tú reproduces son bastante buenos (aunque yo de esto entiendo muy poco).
    Me parece muy bien y bonito que se decoren, digámoslo así, muros desnudos que afean y degradan la ciudad o las ciudades.
    Pero muchas veces estropean las fachadas de las casas con horrorosas y hasta soeces "pintadas". Así pasó en un edificio colindante con el mío. Trataron de arreglarlo pintándolo encima pero al ser como de piedra artificial quedó como un manchón con un tono diferente. Poco después volvieron a pintarlo encima de lo que habían intentado arreglar pero más extenso todavía.
    Y eso lo he comprobado en muchos sitios, no solo a mis vecinos, estropeando edificios ya sean públicos o privados. He visto en varias ciudades que paredes, totalmente desnudas, de laterales de edificaciones las han "decorado oficialmene" porque así se lo han pedido o permitido. En fin que hay de todo.
    Un fuerte abrazo y mucho éxito

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    1. Querida Pily, una vez más te agradezco que me acompañes en estos paseos por esta ciudad de mis amores. Amores que trato de compartir con todos los que, como tú, tienen el tiempo y la paciencia para hacerlo.
      Me alegra saber que coincidimos de lleno, aunque si no fuera así, también celebraría el conocer tu punto de vista sobre este polémico tema. Siempre he pensado que esta ciudad no sería la misma si nos la imagináramos con los muros y paredes que cierran y limitan solares o casas derruidas y abandonadas, sin algo de color. Sería más triste y apagada, sin lugar a dudas.
      Gracias por tu ánimo y tu apoyo.

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  6. Agustín Miranda Armas8 de agosto de 2013, 12:14

    Mi admirada Charo, lamento disentir, pero yo de la obra de arte no me canso y, sin embargo, de todos estos graffitis, prácticamente del primero al último, me canso enseguida. Apenas se salvan uno o dos. Por otro lado, si al mejor pintor debo entrar en una sala para verlo ¿por qué estos me imponen su "arte"? ¿Es lo esperable en un "artista", la imposición? La equidistancia en este tema causa un enorme daño al patrimonio y la convivencia. Una última reflexión: si fuera arte, si fueran valiosos, ¿no los robarían?.

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    1. Interesantes reflexiones las tuyas, Agustín. Sabía que el tema es muy polémico y eso me gusta, porque el intercambio de puntos de vista lo enriquece.
      De todas formas, y desde el respeto que me merecen todos los pronunciamientos, sigo manteniendo el valor reivindicativo, rebelde y transgresor que tiene esta manifestación creativa. Y sigo manteniendo que se hace apoyado en recursos artísticos que van más allá de la tradicional obra de arte.
      Incluso, el buen graffiti está en la frontera de la pintura mural y a veces pienso que muchos de esos artistas, que usan paredes y muros como soporte para sus ideas icónicas, lo hacen porque no disponen de espacio, en sus pequeños talleres (si tienen la suerte de contar con alguno), para desarrollar esa pintura que requiere grandes dimensiones para llevarse a cabo.
      Para terminar, confesarte un pequeño secreto: si me hubiera tocado ser joven estudiante de Bellas Artes, en esta época, me hubiera dedicado un tiempo a pintar graffitis. Por supuesto, donde se autorizara a hacerlo o en paredes y muros abandonados. Me encanta dibujar y pintar en grandes espacios y soy de las que, ni cuando estudié ni ahora, puede disponer de una gran nave para convertirla en estudio que reúna las condiciones necesarias para trabajar en esa línea. Me hubiera echado a la calle, créeme.
      Gracias, Agustín, por seguir mis paseos chicharreros y por tus aportaciones.

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  7. Hola Chari, cuanta sapiencia encierra tu exposición de los graffitis, y cuanto aprendo de ello. Sí, a mí también me gustan esas pinturas, llenas de colorido la mayoría de las veces, que ocultan tapias sin ningún encanto.
    No recuerdo si fué en Madrid, dónde ví una pared sin gracia alguna, perpendicular a un edificio, y pegada a él, y a la que le habían pintado balcones y ventanas llenas de vida. Creo que ésto es un trampantojo?, ¿Es así?.

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  8. Genial el artículo !
    Me gusta mucho la introducción que haces para explicar un poco la historia y así ver que ,efectivamente es una más de las expresiones artísticas que acompañan al hombre desde siempre. Y, aunque estamos de acuerdo en que hay verdaderas "basuras" y que hay que diferenciar entre "pintadas" y auténticos graffitis y murales, no dejan de ser arte; Arte urbano, para todos, para protestar, reivindicar o sencillamente alegrarnos la vista. :)

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    1. Qué bien, querida sobrina, que me hayas acompañado en este corto recorrido por las paredes de nuestra ciudad. Eres artista de este tiempo, por tu juventud y tu dedicación profesional, y me alegra que coincidas conmigo en la visión de lo que es este arte urbano. Valoras, como yo, lo positivo de él y rechazas el aspecto negativo que también tiene por ser una expresión de máxima libertad y, nada más y nada menos que por esa libertad, expuesta a caer en manos de desaprensivos que sólo producen basura gráfica.
      Gracias por tu aportación y no pierdas las mañas, guapa. Un beso grande, mi niña.

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  9. Conozco a algunas personas que "coleccionan" graffitis. Hay algunos muy bellos firmados por su autor; no me extraña nada que te sientas tentada a pintarlos. Después de todo es un mural a pequeña escala.
    En Pompeya ya vi que algunos de tus predecesores habían pintado graffitis en las paredes que ,gracias a la erupción del Vesubio, se conservaron hasta hoy. La pena de los actuales es precisamente esa, que se conserven poco tiempo. Pero mientras existan nada nos impide disfrutar de lo bello.
    Muy buena selección.

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