Lupa en mano y cámara en ristre, paseando por lo mejor y lo peor de la ciudad
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jueves, 25 de octubre de 2012

80 años de un colegio público

(Esta entrada fue publicada en loquepasaentenerife.com el pasado 26 de Mayo de este mismo año. Con ella, retomo la recuperación de los artículos recogidos en la citada plataforma digital que tienen que ver con diversos aspectos de Santa Cruz. Vaya como homenaje a las tres únicas instalaciones escolares, construidas durante la II República, que aún existen en esta capital y que en este año de 2012 cumplen 80 cursos ejerciendo el servicio público más determinante en la marcha de un país: la educación)



En el nº 36 de la calle Febles Campos, en el chicharrero barrio del Uruguay, tiene su sede el C.E.I.P Salamanca, un Centro público de Enseñanza Infantil y Primaria que antes fue Grupo Escolar y mucho antes Agrupación Escolar. Todos en el mismo lugar pero en distintos tiempos. Con estudiantes infantiles y juveniles de la zona y sus alrededores; con el primer edificio original en pie y magníficamente conservado; con añadidos posteriores, porque los barrios han crecido y con ellos su población; con una amplia instalación deportiva y sus servicios, construida años más tarde, porque el ejercicio físico y el deporte son materias fundamentales en el desarrollo y la educación integral de los niños. Hoy, con este modesto reportaje queremos hacer un homenaje a todos los maestros que han pasado por este Centro y a los que en estos momentos tan difíciles están ejerciendo su duro, aunque hermosísimo trabajo, en esta instalación pública de tanta solera.
Primero haremos una descripción breve, pero precisa, de las características físicas del Colegio y, después, una reseña histórica de su recorrido vital. Para lograrlo, hemos contado con la inestimable colaboración del Director y de la Jefe de Estudios, que nos han facilitado el acceso a su interior y a toda la documentación posible para llevar a cabo esta crónica de reconocimiento a su inconmensurable labor y a los años de existencia del Centro. Y sin más preámbulos, iniciamos nuestro recorrido.
La línea arquitectónica del edificio responde a la traza fijada por el gobierno republicano de aquella época para todas los colegios públicos. En Santa Cruz, aún perviven tres, fundados en el mismo curso: el de San Fernando en el barrio de Duggi, el de Isabel La Católica en la zona de El Cabo-Llanos y finalmente el que es objeto de esta crónica. Este último ocupa todo un espacio limitado por la calle de la entrada principal, por la del Olvido (antigua General Fanjul) y la de Prosperidad, ésta perteneciente al barrio de Salamanca. En él, además de las aulas para los alumnos de la etapa de Primaria, se encuentran el comedor, con una cocina anexa, y el aula Medusa, equipada con numerosos ordenadores para el uso didáctico de los escolares. En su exterior está rodeado por jardines rebosantes de vegetación y, en el rincón más alejado de uno de los accesos al Colegio, se ha habilitado un pequeño parque infantil, con su correspondiente dotación de juegos, para los más menudos. Entre la cancha de deportes y un lateral del inmueble octogenario, hay una construcción más reciente en la que están las aulas de los alumnos de la etapa Infantil en la planta superior y, en la baja, los despachos de los cargos directivos, el área administrativa y el Salón de Actos, que también cubre funciones de biblioteca.

En los años iniciales de la 2ª República de este país, cuyo gobierno presidía entonces D. Niceto Alcalá Zamora, el apartado de la enseñanza estaba muy desatendido y aquel equipo dirigente hubo de enfrentarse a un alto índice de analfabetismo: más del 30% de la población lo padecía y casi la mitad de los niños no estaban escolarizados. En Canarias, la situación era aún más grave y, para remediar aquel negro panorama nacional, se dotó de más presupuesto al Ministerio de Instrucción, como se llamaba entonces al que hoy es de Educación. Se diseñó un programa para construir más escuelas en todo el territorio y se acordó contratar un mayor número de profesores, con mejores salarios. En dos años se añadieron 13.000 nuevos centros a los 35.000 existentes en todo el país y 14.000 maestros pasaron a formar parte de la nómina pública de docentes. Uno de aquellos de nueva construcción, en Santa Cruz de Tenerife, recibió el nombre de Agrupación Escolar de Niñas, de Salamanca y, como se deduce del largo título, era exclusivamente femenino. 
Se inauguró en el curso 1932-1933 y la primera plantilla docente la formaron sólo tres maestras. En el año 1935, éstas comunicaron al Ayuntamiento el aumento del número de alumnas durante aquellos primeros cursos y les fue concedida una maestra más en el año siguiente. En 1937, con la guerra civil en trágica actividad, se abre el comedor escolar, auspiciado y gestionado por la Sección Femenina, ala de la Falange Española encargada de todos los temas relativos a la mujer. En 1938, las cuatro profesoras solicitan al Ayuntamiento que se les autorice a cambiar el nombre del Centro por el de José Antonio, no concediéndoseles hasta seis años después, en 1944. Esa denominación se mantuvo hasta 2009, en el que el Claustro de Profesores decidió, por unanimidad, rescatar el nombre primigenio y, a partir de entonces, lo conocemos como C.E.I.P. Salamanca. En 1939, año en que acabó la aciaga guerra, se incorporan, junto con tres maestros, alumnos varones, aunque no se mezclaron con las alumnas ya existentes, sino que los distribuyeron en otra planta del edificio, distinta de la de las chicas.
El Centro se convirtió en dos colegios radicados en el mismo lugar. A finales de Enero de 1940 comenzaron las clases para adultos durante una hora diaria, de 6'30 a 7'30 de la tarde, y en Marzo del mismo año se expedienta a dos maestros, supuestamente por no seguir las directrices del régimen imperante. En 1943, se introdujo un programa de Educación Pre-Militar, con fines de fácil suposición. Fue en 1964, 25 años más tarde de la incorporación de los varones, cuando se autorizó la enseñanza mixta y el Centro pasó a llamarse Agrupación Escolar Mixta de José Antonio. Había 256 estudiantes y 10 profesores. Actualmente son 15 los profesores que se encargan de la formación de 206 escolares. Toda esta información está extraída de los Libros de Actas que se custodian en el Centro desde 1932 hasta hoy y, a partir de 1939, el contenido de las mismas deja entrever que la vida estudiantil y profesoral se politizó claramente, frente al tono, mucho más pedagógico y didáctico, de los primeros cursos escolares.


Para la celebración de tan magno acontecimiento la comunidad educativa está organizando diversas actividades. Entre ellas, destacamos la exposición organizada por los profesores y la A.M.M.P.P.A.(Asociación de Madres y Padres de Alumnos), en el Salón de Actos y abierta al público, con todo el material disponible sobre la trayectoria del Colegio: libros de Actas, diplomas, artículos publicados en prensa sobre momentos puntuales de la vida escolar, certificados de titulación de estudios, aparatos didácticos, fotografías... También, próxima al citado Salón, se ha recreado un aula de la época en la que no falta ningún detalle original. Llama la atención la distribución de los pupitres, porque responde al principio republicano de un aprendizaje participativo y compartido, colocándolos como un triángulo que llevaba a que las alumnas se vieran unas a otras en todo momento. La colocación en filas, de tal forma que los estudiantes sólo se ven las espaldas, se impuso con el posterior régimen franquista que, a partir de 1939, gobernó en este país. El programa de la conmemoración incluye actuaciones musicales, a las que se invita a todos los habitantes de la zona, así como una fiesta especial de un Día de Canarias inmerso de lleno en el aniversario. El acto institucional tendrá lugar el próximo lunes, día 28, y a él asistirán el Director Territorial de Educación, el Alcalde de la ciudad, la Concejala de Cultura de Santa Cruz y otras autoridades del mundo político. Además de las palabras del Director, se descubrirá una placa que recordará, a las generaciones venideras, el feliz acontecimiento.

Quien esto les cuenta ha sido vecina, muy cercana y de muchos años, de esta institución modélica. De niña pasaba por delante de él casi a diario, camino de mi colegio, y siempre me gustó pensar que allí también había otros niños que estaban aprendiendo gracias a que aquella enorme construcción los acogía. Recuerdo que nuestros mayores se referían a él como "la escuela pública" y nos decían que era para los más pobres, para los que no tenían ni para comprarse unas alpargatas. No debía de estar muy lejos de la verdad aquel comentario porque, en una de las Actas más antiguas consultadas, quedó constancia de que el Centro destinó una pequeña partida de dinero para comprar ese calzado a las niñas que no lo tenían. Por fortuna, esta situación fue desapareciendo y, con el paso del tiempo, los estudiantes de hoy disfrutan de todo lo necesario para educarse en su Colegio y espero que, después de esta celebración, sepan valorar lo privilegiados que son pudiendo acudir a un Centro público muy bien dotado, con mucha historia y que les enseña a ser respetuosos y libres, además de futuros científicos, escritores, investigadores, artistas o deportistas. Que así sea.