(Esta crónica fue publicada en loquepasaentenerife el 21 de Noviembre del pasado 2011. Hoy, casi un año después, este deplorable rincón de la capital continúa igual. Está así desde 2007, lo que hace que ya cubra un lustro de inoperancia de quienes deben resolver un obstáculo, a todas luces, muy peligroso para viandantes y vehículos. Nos tememos que seguirá así por mucho tiempo más.)
En la llamada, hasta no hace mucho, Avenida del General Mola y hoy rebautizada como Avenida Islas Canarias, por encima del Puente Zurita y frente a la parada del tranvía correspondiente al mismo nombre, existe un muro que interrumpe bruscamente la acera peatonal del margen derecho de la vía, en la dirección de subida de los coches. Si se quiere continuar en esa dirección a pie, las posibles alternativas son tres:
Dos: caminar por el angosto espacio que queda entre la antes citada valla y la pared que sobresale, con un piso irregular, lleno de restos de materiales de la construcción del suelo; también peligra la integridad física del que se atreva con esta opción porque, si por desgracia diera un mal paso, caería, inevitablemente, del lado de la calle y no es difícil imaginar consecuencias que podrían ser fatales.
Tres: volver hacia atrás y cruzar en el paso de peatones habilitado en la curva más baja de este recorrido, para acceder a la explanada donde se ubica la parada del tranvía, sobrepasarla y volver a la acera de subida, a través del paso de cebra que queda por encima del tan comentado muro; es la más larga, pero la más prudente si uno está atento y no se despista con el probable paso del tren metropolitano.
Este muro existe desde que, en Junio de 2007, se inauguró el tranvía que recorre el interior de la capital y asciende hasta el municipio de La Laguna. En más de cuatro años y medio, nadie ha puesto remedio a este incómodo y peligroso impedimento en el camino diario de muchos viandantes de la zona. La solución parece ser, única y exclusivamente, esquivarlo mediante pasos de peatones que acceden al andén del metropolitano y que sólo sirven para dificultar la maniobra de pasar por aquel sitio.
¿Qué razones pueden haber para que en este largo período de tiempo continúe el muro en esta situación?. No se nos ocurren más que dos: la presencia de un litigio entre partes afectadas o interesadas en el tema, o la proverbial desidia de la que se hace gala en todas las obras públicas, por parte de quienes deben velar porque esto no ocurra. Si es la primera, con la lentitud propia de una Justicia sobrecargada de casos sobre los que fallar, no nos extraña que el citado saliente siga donde está. Si es la segunda, tampoco nos sorprende, dadas las muchas muestras de dejadez que pueden verse en muchos rincones de esta ciudad.