Lupa en mano y cámara en ristre, paseando por lo mejor y lo peor de la ciudad
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martes, 4 de junio de 2013

De puertas, ventanas y otros aditamentos

En líneas generales, mi trabajo de campo comienza sobre ruedas. Sobre las ruedas de mi coche. Las paradas en los semáforos y en los embotellamientos suelo entretenerlas observando todo lo que se encuentra a mi alrededor y, en especial, en las alturas. Y, claro, es inevitable que me fije en los edificios, los jardines y las plazas que, como regla general, rodean los lugares de esas detenciones. La mayoría de las veces me da tiempo a examinar detalles que, a pie, seguramente pasarían inadvertidos y, mientras otros aprovechan para enviar un mensaje, hablar por el móvil o buscar una emisora en la radio del coche, yo tomo nota mental de lo que me llama la atención y, en cuanto puedo, vuelvo al sitio para hacer las correspondientes fotografías y registrar otros datos que considere de valor para una próxima entrada. Ese regreso a los lugares lo llevo a cabo los sábados, domingos y festivos - si los hay -, al mediodía. Es el momento más idóneo, porque baja mucho la afluencia del tráfico, es más fácil aparcar en las proximidades y la ausencia de vehículos propicia mejores perspectivas de los motivos a fotografiar. También es mayor la tranquilidad del ambiente y resulta mucho más placentero adquirir todo lo que preciso para ese trabajo. Asimismo, me permite patear las calles aledañas y descubrir nuevos rincones, que pueden propiciar la ampliación del que tengo proyectado, o darme pie para otros temas. 
El de hoy ha seguido un proceso similar a los anteriores y sirve para dar por concluidos los posts dedicados a los elementos pormenorizados que forman parte de una fachada. En muchos de los paramentos frontales que elegí, lo más relevante eran sus puertas, sus ventanas o ambas a la vez, pero estos mismos componentes, por sí solos, son dignos de destacar en algunas edificaciones en las que el único interés está, precisamente, en ellos. También encontré, sin proponérmelo, una serie de curiosos detalles que sirven de señal de identidad o, sencillamente, de ingrediente ornamental de los edificios en los que aparecen. En unos, son esculturas de signo religioso o profano; en alguno, cenefas pintadas que destacan sobre el color general del inmueble; en otros muchos, relieves de tipo geométrico o vegetal, que sirven de adorno acompañante de puertas y ventanas y, en uno solo, artísticos azulejos esmaltados. 
En el apartado de las puertas o portadas, el número a destacar no es muy grande, dado que las más interesantes se encuentran en construcciones con cierta antigüedad y de ellas, cada vez quedan menos. Suelen ser de propiedad privada y el mantenimiento de esas viviendas resulta muy costoso, por lo que generalmente se las deja arruinar para convertirse en solares, muy codiciados, sobre los que se levantan edificios más modernos y en los que el criterio de belleza, en el cerramiento de sus huecos, no es el que prevalece. Es en las calles aledañas a la Rambla de Santa Cruz y en el primer tramo de ella misma, donde podemos admirar algunas. También en el barrio de Salamanca y en el de Los Hoteles. Calles como Serrano, Gómez Landero o Costa y Grijalba, por citar algunas, poseen ejemplares únicos, peculiares y en buen estado de conservación. Concretamente, la del nº 3 de esta última vía y la del nº 58 de Serrano, son dos magníficas muestras del Modernismo que anduvo por esta ciudad, allá por el primer tercio del siglo XX, y del que aún podemos disfrutar en unos cuantos edificios. También en Costa y Grijalba, en su nº 29, podemos admirar una interesante puerta con aires racionalistas, estilo arquitectónico que anduvo por estas tierras, mediado el mismo siglo. 
En el relativo a las ventanas, pocas he podido recopilar con alguna singularidad, aunque abunda un modelo de interés que se repite en las variantes de casas terreras bien cuidadas, en el ya mencionado barrio de Salamanca y en el de El Toscal. Como muestra más curiosa e interesante, además de una preciosa puerta de madera tallada, podemos contemplar la que está en una especie de palacete canario de lujo, situado en la carretera Santa Cruz-La Laguna, en el cruce con la calle Elías Serra Rafols, y, más o menos, frente al colegio de las Dominicas Vistabella. Asimismo, en el nº 58 de Serrano existe una de línea modernista y muy bien cuidada.No desmerecen, tampoco, las que podemos encontrar en las calles Zurbarán, María Cristina o Gaspar Fernández. 
En el apartado de los aditamentos, cuatro son esculturas de distinto estilo y significado. Dos, exentas y dos, en alto relieve. La primera que descubrí es una imagen femenina, que tanto puede ser una Virgen como una Santa, y se encuentra en las alturas de un edificio que hace esquina entre las calles Santiago Cuadrado y Marisol Marín. Otra, masculina y a tamaño real, con aires de querer representar a algún ancestro guanche, está encajada en el ángulo entrante de un moderno inmueble situado en la esquina de Miraflores con la calle Doctor Miguel López González. Las dos últimas aparecen en una misma edificación situada en la calle Méndez Núñez, a la altura de la iglesia de San José. Frente a la puerta de acceso a la casa, nos encontramos con una escena profana que, a modo de alegoría marina, nos ofrece una aparente mezcla de Tritón y Poseidón mitológicos y en versión infantil. Por contra, a nivel de la entrada principal a la vivienda, y en una pared lateral, podemos admirar una hornacina de buen tamaño, en cuyo interior está la imagen religiosa de, muy posiblemente, un joven santo que soy incapaz de identificar. Estas dos son las que se han modelado en alto relieve. 
En cuanto a lo que podemos considerar molduras interesantes en puertas y ventanas, quizá, el núcleo mayor y mejor, lo podemos admirar en las casas terreras existentes en el barrio de Salamanca y en el de Urugüay. También en este último está la única cenefa pintada que he encontrado y que remata la estructura de una casa de alto y bajo, situada en la calle Febles Campos, esquina a Sor María Iriarte. 
Para terminar, una mención especial a las baldosas esmaltadas que, con un calidad y profusión enormes, cubren la práctica totalidad de la fachada de un inmueble que se encuentra en la calle de San Pedro Alcántara y a las que hay que añadir los arcos concéntricos de medio punto que
rodean las ventanas y que, a su vez, son rematados por una preciosa cenefa vegetal en alto relieve. El trabajo de los azulejos, en esta zona de la vivienda, es espectacular por la variedad de temas tratados a través de dibujos magníficos. Dragones, aves y peces fantásticos, y angelitos, se distribuyen simétricamente, en torno a la cabeza de un personaje que luce un yelmo y aparece dentro de un círculo. El nexo entre todos estos elementos es una artística greca vegetal curvilínea y llena de dinamismo. La ancha columna que separa las dos grandes portadas con ventanas, de la planta superior, ofrece la representación de otro ser mitológico, lleno de fuerza y fantasía. 

Para finalizar esta entrada de hoy, hacer constar que, siempre, mi intención ha sido descubrir, fotografiar y comentar lugares, edificios, detalles y, en general, todo aquello que podemos encontrar a nuestro paso, que no responda a catalogación histórica, social o arquitectónica alguna y que tampoco esté bendecido por la oficialidad correspondiente. He procurado, en la mayoría de las ocasiones, traer a este modesto rincón todo lo que me gusta o me disgusta y, siempre también, desde mi particular punto de vista.

3 comentarios:

  1. Muy completo, Chari, y muy interesante. Buenos ojos, buena máquina y mucha, mucha sensibilidad.

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  2. Gracias, como chicharrera, por ese trabajo estupendo que estás haciendo. Por ti he aprendido a fijarme y a apreciar un montón de cosas bonitas o curiosas que tiene nuestra ciudad y que normalmente se me pasaban desapercibidas. Ya no. Ya voy mirando con otros ojos.
    Gracias otra vez y enhorabuena.
    Un fuerte abrazo.

    Vicky Martí

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